#1
Un deseo secreto.
De día, Finn construye casas en la costa de Maine. Una vez sale del trabajo, sueña con el atractivo hombre maduro que pasea a su labrador chocolate a lo largo de la playa de Goose Rocks. El hombre que ocupa sus fantasías cumple todos sus deseos. El pelo oscuro, salpimentado de gris. La mandíbula fuerte. Ojos azules. El hombre es un material increíble para todas sus fantasías. Pero, ¿por lo que se refiere a hablar realmente con él? Como si pudiera. Sus caminos no se cruzarían jamás y, probablemente, es hetero.
Un nuevo capítulo.
Recientemente divorciado, Joel está viviendo, finalmente, como un hombre gay libre, pero no está convencido de estar preparado para lanzarse a una relación. Eso no le impide poder apreciar el musculado cuerpo de su nuevo contratista, esculpido gracias al duro trabajo físico; o sus ojos, del color de una tormenta; o la forma en la que su cinturón, repleto de herramientas, cuelga, ligeramente ladeado, sobre su cadera. ¿La guinda del pastel? Finn es algo más que su impresionante apariencia. Tal vez es el tipo perfecto para compartir los paseos por la playa y las cálidas noches frente a una hoguera.
Pero ya han pasado veinte años desde que Joel estuvo con un hombre y, aunque no ha olvidado como ligar, no tiene la suficiente confianza aún, para dar el primer paso.
Especialmente, con Finn.
De día, Finn construye casas en la costa de Maine. Una vez sale del trabajo, sueña con el atractivo hombre maduro que pasea a su labrador chocolate a lo largo de la playa de Goose Rocks. El hombre que ocupa sus fantasías cumple todos sus deseos. El pelo oscuro, salpimentado de gris. La mandíbula fuerte. Ojos azules. El hombre es un material increíble para todas sus fantasías. Pero, ¿por lo que se refiere a hablar realmente con él? Como si pudiera. Sus caminos no se cruzarían jamás y, probablemente, es hetero.
Un nuevo capítulo.
Recientemente divorciado, Joel está viviendo, finalmente, como un hombre gay libre, pero no está convencido de estar preparado para lanzarse a una relación. Eso no le impide poder apreciar el musculado cuerpo de su nuevo contratista, esculpido gracias al duro trabajo físico; o sus ojos, del color de una tormenta; o la forma en la que su cinturón, repleto de herramientas, cuelga, ligeramente ladeado, sobre su cadera. ¿La guinda del pastel? Finn es algo más que su impresionante apariencia. Tal vez es el tipo perfecto para compartir los paseos por la playa y las cálidas noches frente a una hoguera.
Pero ya han pasado veinte años desde que Joel estuvo con un hombre y, aunque no ha olvidado como ligar, no tiene la suficiente confianza aún, para dar el primer paso.
Especialmente, con Finn.
"Pearson es un nombre muy común".
“No puede ser él".
“Dios no sería tan cruel".
Una historia dolorosa.
Cuando se presenta a una entrevista de trabajo, se confirman los peores temores de Ben. Ya han pasado ocho años desde que salió del instituto, y aún hoy puede recordar las humillaciones que vivió a manos de Wade Pearson.
Siempre hay una posibilidad de que Wade no sea el mismo capullo homófobo que Ben había conocido. Sí, claro.
Pero el adolescente de los recuerdos de Ben, ha crecido, y se ha convertido en un hombre melancólico, y terriblemente atractivo. En otra vida, Ben se habría encaramado a él como si fuera un árbol.
Su mirada le sigue haciendo temblar, aunque ahora, los motivos son muy diferentes.
Un deseo secreto.
Tan pronto como Wade leyó la solicitud de empleo de Ben, supo que tenía que verle. Ben sigue estando tan impresionante como lo recuerda, y es obvio que no espera conseguir el empleo, dado su historial.
Pero Wade tiene su propia agenda oculta. Necesita compensar a Ben por el trato que le dio en el instituto —no es que él fuese a saber jamás por qué actuó como lo hizo—.
Verle a diario no hace más que agudizar su arrepentimiento. Si Wade hubiese sido un poco más valiente entonces, tal vez, él y Ben podrían haber tenido algo.
Lo mínimo que podía hacer ahora era demostrarle que había cambiado.
No hay ninguna posibilidad de que Wade consiga lo que realmente quiere.
El corazón de Ben.
#3
Las cálidas y húmedas noches de verano, al lado de un atractivo hombre maduro, no son las tranquilas aguas por las que Seb esperaba navegar.
Un misterioso hombre maduro.
Seb Williams solo tiene un plan para pasar las sensuales y sofocantes noches de sus vacaciones de verano: echar un polvo. ¿Lo que no estaba en su agenda? Tener que ponerse al frente del negocio de pesca de su tío.
A Seb no le queda más opción que ayudar a su familia, y eso solo significa despedirse de los bares gais de Ogunquit y sus rollos de verano, y dar la bienvenida a Cabo Porpoise, un pintoresco y tranquilo puerto de pescadores. Una pequeña ciudad, aburrida de cojones, hasta que conoce a Marcus Gilbert, y sus vacaciones empiezan a parecer prometedoras. ¿Un madurito interesante? Joder, sí. ¿Con un cuerpo espectacular? Comprobado.
¿Una mirada seductora? Oh, sí. ¿El único problema? Marcus Gilbert va a ser casi imposible de conseguir.
Una seductora distracción.
Cabo Porpoise está, exactamente, como Marcus lo recordaba de su infancia. Y eso es justo lo que necesita ahora: un lugar donde pasar un período sabático para poner en orden su vida y trabajar en su libro, rodeado de paz, tranquilidad y la calma del océano.
Perfecto.
Hasta que el barco en el que se relajaba fue sacudido, violentamente, por un sexy y atractivo joven. Marcus es incapaz de ignorar la tentación de esa esbelta figura y esos impresionantes ojos azules. Una noche no puede hacer daño, ¿verdad? Solo que una noche llevará a otra. Y a otra.
Era una aventura de verano... hasta que deja de serlo, y, de repente, ambos se encuentran navegando por aguas inexploradas. Porque ahora, el pasado de Marcus amenaza con hacer trizas todo su futuro juntos.
#4
Dylan ha sentido curiosidad durante mucho tiempo, pero ¿está realmente preparado para hacer frente a sus deseos?
Una decisión difícil de tomar.
Dylan Martin ha trabajado en el mismo hotel de Ogunquit desde que tenía dieciocho años y sabe cómo funciona el tema: cualquier cosa que pueda dañar la reputación del hotel, ha de ser denunciada. Así que, decirle al estirado Gerente del hotel que hay una película porno a punto de ser rodada en una de las
habitaciones, no debería hacerle dudar demasiado.
Solo que Dylan reconoce a uno de los actores. Ha estado viendo escenas de Mark Roman durante tanto tiempo, que podría describir cada centímetro de ese escultural cuerpo. Desde los hilos plateados de sus sienes y de su barba, hasta el tatuaje que lleva grabado en el culo. Sin mencionar esa seductora sonrisa, que consigue desbocar su corazón cada vez que la ve.
Pero si Dylan no dice nada, es su puesto de trabajo el que está en peligro.
Y luego, será puesto a prueba.
Un estudiante entusiasta.
El rodaje de Mark está a punto de volar por los aires, pero hay un lado positivo en todo ello, en forma de un encantador y sexy hombre en el bar local.
Pero la cara de ese tipo resulta demasiado familiar —y es más que obvio que está nervioso— y, de repente, queda claro quién les ha delatado.
Cuando Mark bromea con Dylan, comentando que le debe una escena porno para compensarle por ello, este se niega de inmediato, pero el anhelo en su mirada es difícil de ignorar. Obviamente, Dylan quiere hacerlo, pero parece completamente incapaz de dar el paso.
Mark quiere ser el que le desnude por primera vez. Quiere enseñarle cómo de sensual puede ser besar a un hombre. Quiere ver a Dylan arder y hacer que se estremezca de placer. Pero, por encima de todo, quiere oír su nombre saliendo de esos labios cuando le acerque al límite.
No será más que eso. El trabajo de Mark ha probado ser, en numerosas ocasiones en el pasado, un escollo insalvable para cualquier relación y no espera que Dylan sea diferente.
Puede que Mark sepa todo sobre el arte del deseo, pero Dylan le dará una lección de amor.
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